La sustancia del valor, (leyendo el capítulo 1 del Capital, de Marx)

Karl Marx



¿Cuál es la sustancia del valor? Esta es una cuestión, ontológica diría un amigo filósofo, estudiada y debatida desde hace mucho tiempo y el debate suele reducirse a si es la utilidad, como defienden los marginalistas, o es el trabajo, como defendían los clásicos desde Adam Smith a Karl Marx. La idea de la utilidad marginal es la predominante actualmente pero la idea marxista de valor-trabajo está todavía muy presente entre muchos economistas, políticos y filósofos como la "verdadera". Analicemos un poco el método de Marx para estudiar su esencia, su "sustancia" y usemos ese mismo método para llegar a conclusiones sobre la sustancia del valor, lo que tienen de fondo en común todas las mercancías.

Leyendo "El Capital", capítulo 1, titulado "La mercancía", en el apartado 1 sobre valor de uso y valor nos presenta a la riqueza como acúmulo de mercancías y a estas como cosas intercambiables, las cuales han de tener, o mejor ser, "valor de uso", el cual reside en la materia de la que está hecha la mercancía, y además han de tener o ser "valor de cambio", copiando lo dicho por Adam Smith.

A partir de aquí se plantea ¿Qué es lo común de las diversas mercancías  para establecer un valor numérico de cambio concreto entre unas y otras ¿Cuál es la sustancia del valor?

Entonces nos dice que 

"salta a la vista que es precisamente la abstracción de sus valores de uso lo que caracteriza la relación de intercambio entre las mercancías."

lo que podría interpretarse como que nos indica que esa sustancia podría ser la utilidad, la abstracción de los valores de uso, pero no esa la intención de Marx y a continuación plantea que si ponemos a un lado el valor de uso de esa mercancía ¿Qué queda? 

Únicamente les restaría una propiedad: la de ser productos del trabajo, nos dice, que sería la sustancia del valor, nos dice emulando a Smith. y luego amplia a trabajo humano indiferenciado, trabajo abstractamente humano.

Aquí es inevitable para mi pensar que esta deducción es bastante endeble. Que también podríamos poner a un lado el trabajo y ver que queda, o haber empezado por quitar el trabajo abstracto asociado y ver que queda...

Voy a plantear lo que un Marx en un universo paralelo podría haber planteado: La mercancía tiene valor de uso y trabajo asociado a la manufactura de la mercancía; y ahora, si ponemos a un lado el trabajo asociado ¿Qué queda? pues solo el valor de uso asociado a la materia de la que está hecha la mercancía como sustancia del valor; y si además eliminamos (o mejor obviamos para que siga permaneciendo algo del objeto y no desaparezca) esa materia que nos queda: la mera utilidad abstracta del objeto, que sería la sustancia del valor.

Como se ha visto, con métodos argumentativos deductivos similares podemos llegar a conclusiones totalmente diferentes: de un modo la sustancia del valor es el trabajo y del otro modo es la utilidad.

Esto lleva a que este método argumental, deductivo, dialéctico, es poco sólido y que tanto una como otra deducciones no son sólidas. Podríamos decir que tanto la utilidad como el trabajo son sustancia del valor, e incluso podríamos decir que ninguna de las dos es la sustancia del valor, que no hay más valor que el valor de cambio asociado al precio de mercado ya que los argumentos que llevan a la sustancia trabajo o sustancia utilidad son ambos endebles. Pero profundicemos un poco más en los argumentos de Marx.

Más adelante Marx nos dice, con razón, en el capítulo 1.1 que el trabajo inútil, en un objeto sin valor de uso, no tiene valor. 

 "Ninguna cosa puede ser valor si no es un objeto para el uso. Si es inútil, también será inútil el trabajo contenido en ella; no se contará como trabajo y no constituirá valor alguno".

Volvamos al argumento inicial de Marx en la búsqueda de la sustancia del valor; si eliminamos el valor de uso de la mercancía eliminamos su valor de cambio también, su valor pasa a ser cero pues no se materializa el trabajo en forma de valor. Solo quedaría el trabajo socialmente necesario con un valor de CERO. Luego, con esta argumentación al estilo de Marx, la sustancia del valor no puede residir en el trabajo sino en la utilidad, valorizada, convertida en valor mediante el valor de cambio, mediante el intercambio.

La utilidad es la que marca la diferencia entre la existencia de valor o no existencia de valor. Sin darse cuenta Marx está argumentando a favor del que la sustancia del valor no es el trabajo sino la utilidad, pues sin utilidad no hay valor, haya trabajo o no lo haya. Esto no niega que en muchas mercancías su precio suela estar siempre cerca, ligeramente por encima, de los costes de producción que incluyen el trabajo necesario para producirlos. Esto ocurre a menudo pero no en todas las mercancías y la búsqueda de la sustancia del valor merece una hipótesis general que abarque a todas las mercancías y no solo a algunos tipos, luego hay algo más allá de los costes de producción y del trabajo que influye en el valor. La sustancia de valor debe aparecer en todos los casos, como aparece la utilidad ¿Será la utilidad la sustancia verdadera del valor? tal vez, o tal vez no; sigamos el razonamiento y el método de Karl Marx.

También en el mismo apartado 1.1 de El Capital Marx habla de  que "un objeto puede ser valor de uso sin ser valor", y pone como ejemplo la tierra virgen. Su argumento previo era que algo no tiene valor si no tiene trabajo asociado pues el valor reside en el trabajo asociado, por lo tanto la tierra virgen no tiene valor. Pero esto es más bien absurdo pues es evidente que la tierra tiene y es valor de uso (tiene una gran utilidad por ejemplo para cultivar o para construir allí una casa) y tiene y es valor de cambio pues se puede cambiar esa tierra por mercancías o simplemente vender y obtener dinero. La tierra es mercancía. Y si es valor de uso y tiene valor de cambio ¿Cómo podemos decir que no tiene valor? es un sin sentido. Mas bien una falacia de razonamiento circular, pues nos dice que no tiene valor porque no tiene trabajo asociado, lo cual hemos visto que era una condición de valor endeble y falaz, pero Marx para no aceptar el contraejemplo prefiere insistir en que la tierra no tiene valor.

Marx, en el cap. 5 del tomo 1 del Capital, vuelve sobre el tema de la tierra sin cultivar y su falta de valor y sobre otras cosas que se pueden "vender" pero según él no tienen valor porque no tiene trabajo asociado. 

"Por tanto, la forma precio envuelve ya de suyo la posibilidad de una incongruencia cuantitativa entre el precio y la magnitud del valor, es decir, la posibilidad de una desviación entre el primero y la segunda. [...] Sin embargo, la forma precio no sólo permite la posibilidad de una incongruencia cuantitativa entre éste y la magnitud de valor, es decir entre la magnitud de valor y su propia expresión en dinero, sino que puede, además, encerrar una contradicción cualitativa, haciendo que el precio deje de ser en absoluto expresión del valor, a pesar de que el dinero no es más que la forma de valor de las mercancías. Cosas que no son de suyo mercancías, por ejemplo la conciencia, el honor, etc., pueden ser cotizadas en dinero por sus poseedores y recibir a través del precio el cuño de mercancías. Cabe, por tanto, que una cosa tenga formalmente un precio sin tener un valor. Aquí, la expresión en dinero es algo puramente imaginario, como ciertas magnitudes matemáticas. Por otra parte, puede también ocurrir que esta forma imaginaria de precio encierre una proporción real de valor o una relación derivada de ella, como sucede, por ejemplo, con el precio de la tierra no cultivada, que no tiene ningún valor, porque en ella no se materializa trabajo humano alguno."

Vemos que Marx aprecia la contradicción que aparece en la idea, pero trata de solucionarla simplemente definiendo ese tipo de precio "sin valor" como "precio imaginario" en vez de aceptar que la contradicción es real y es una demostración de que hay cosas con precio y valor de cambio, y por lo tanto con valor, que no tienen trabajo asociado. No es más que un intento de agarrarse a su deducción previa, falaz por supuesto, de que el valor reside en el trabajo y de que no hay valor sin trabajo asociado.

Entonces si aceptamos que la tierra virgen tiene valor queda rechazada la idea de que solo el trabajo produce valor pues hay cosas que tienen valor sin tener trabajo asociado. Es el método de refutación del contraejemplo, si encuentro un ejemplo que refute la hipótesis, la regla, es que la regla era falsa. Ha quedado falsada. Si estamos buscando la sustancia del valor de todos los objetos con valor de cambio, comercializables o intercambiables, y encontramos un contraejemplo que contradiga la hipótesis planteada es que dicha hipótesis es incorrecta.

 También se podría decir que el planteamiento marxiano es una falacia de generalización, analizo un caso en el que el valor se asocia al trabajo que conlleva y generalizo para todos los demás casos. Luego uso esa generalización, falaz, para demostrar que determinadas cosas sin trabajo asociado no tienen valor. Es un razonamiento circular en cierto modo, como indiqué antes.

Por otro lado a la teoría del valor-utilidad, con la utilidad como sustancia del valor, se la critica,  como ya Adam Smith señalaba en La Riqueza de las Naciones, por la llamada paradoja del valor (o paradoja del agua-diamante, que nos indica que hay objetos que tienen poco valor y mucha utilidad (como el caso del agua) y objetos con mucho valor y poca utilidad (como un diamante) y se considera esta contradicción, este contraejemplo, como una refutación a la teoría del valor-utilidad. Smith trató de solucionar esta paradoja mediante una teoría del valor-trabajo. Pero entonces, igualmente que se critica a la teoría del valor-utilidad y se la refuta según los marxistas por un contraejemplo como esta paradoja citada, también se debe aceptar como crítica y como refutación de la teoría valor-trabajo los contraejemplos en su contra como la contradicción que surge al existir cosas de gran valor sin ningún trabajo asociado, como la tierra virgen, o cosas de gran valor con poco trabajo asociado, como una obra de arte bien cotizada, o el trabajo-espectáculo de un gran futbolista como Messi o el de un actor de gran prestigio. Otro contraejemplo en contra del trabajo como sustancia del valor sería la que llamaré paradoja de la vivienda: existen casas de las mismas características y con el mimo trabajo asociado en su construcción pero de diferente valor por estar ubicadas en lugares diferentes, por lo tanto el trabajo no es la sustancia del valor.

Por cierto que la obra de arte también se puede usar para refutar la teoría de la utilidad, pues ¿acaso tiene mucha más utilidad un original de Van Gogh que una copia fiel? No mucha y sin embargo tiene muchísimo más valor. Y además al tener un trabajo asociado en ambas similar también refutaría la TVT. Sirve para refutar ambas hipótesis de sustancia del valor.

Todo esto nos lleva a que la sustancia última del valor no puede estar en el trabajo asociado, pero tampoco podemos decir que reside totalmente en el valor de uso, su utilidad. ¿Solo nos queda el valor de cambio, el precio?

Aceptemos ambas contradicciones, ambas refutaciones y rechacemos ambas, utilidad y trabajo, como sustancias del valor. Entonces, intentemos usar el razonamiento dialéctico marxiano para llegar a la sustancia del valor, pero a la sustancia de todas las mercancías y no solo de las fácilmente reproducibles y con gran competencia de mercado.

Si al objeto comercializable, con valor de cambio por ende, con valor por lo tanto, y le abstraemos, le dejamos de lado tanto su valor de uso, su utilidad, como su trabajo asociado ¿Qué nos queda? Ese algo que quede será la sustancia del valor. Y solo queda una cosa, el deseo, la necesidad de poseerlas frente al deseo de no cederlas: demanda y oferta. 

Una demanda que está influenciada por el deseo y las necesidades humanas y por lo tanto por su utilidad, y una oferta que está influenciada y limitada por los costes de producción y por lo tanto en parte por los costes laborales y el trabajo necesario para producirlas. Por lo tanto tanto la utilidad como el trabajo forman parte de los factores que determinan cierta demanda y cierta oferta y ambas quedan entro de una única teoría de la sustancia del valor: la teoría de la oferta y la demanda determinando el precio y por lo tanto el valor de cambio; su VALOR.

Al fin y al cabo ya lo decía Marx en El Capital (1.3)

No hay quien no sepa, aunque su conocimiento se reduzca a eso, que las mercancías poseen una forma común de valor que contrasta, de manera superlativa, con las abigarradas formas naturales propias de sus valores de uso: la forma de dinero.

Es decir, lo más común que tienen las mercancías es que tienen precio

y también

"Es sólo en su intercambio donde los productos del trabajo adquieren una objetividad de valor"

Claro que a partir de aquí alguno me dirá que lo que planteo es equivalente a la no existencia de sustancia alguna del valor. Nada sólido o simplemente visible como el trabajo a lo que agarrarse como base del valor, como su forma básica. Y puede que tenga razón, como decía Aristóteles

"¿Qué es lo igual, es decir, cuál es la sustancia común que la casa representa para el lecho, en la expresión del valor de éste? Algo así “en verdad no puede existir”,

Es una opción: No existe tal cosa como la sustancia del valor.

Pero ¿es necesaria una sustancia sólida o visible? ¿o es válida una sustancia del valor de tipo más abstracto? Tal vez lo que necesitaron algunos filósofos antiguos fue dar un paso más y abstraer más allá, hacia el simple concepto abstracto del deseo de poseer como sustancia del valor y el fenómeno social de la interacción oferta-demanda. Imitando a Marx "deseo abstracto" como sustancia abstracta del valor, y la "interacción social oferta-demanda", el acto mismo del comercio o intercambio como acto que concreta el valor.

Sería un deseo que siempre ha existido en la humanidad, y que se ve influenciado entre otras cosas por las necesidades biológicas, y que se hace capaz de producir valor históricamente al aparecer el trueque y el comercio, anteriormente a la aparición de la producción capitalista.

ACTUALIZO tras debate:

Por otro lado me han hecho notar un posible contraejemplo con la idea del deseo como sustancia del valor  (gracias @El_Fundido). Se trata de la posibilidad de existencia de objetos que con una misma "cantidad" de deseo implicado tienen valores diferentes por tener costes de producción diferentes que evidentemente afectan a su valor final vía oferta. Al etilo del rechazo del trabajo y de la utilidad como sustancia por la existencia de contraejemplos a la proporcionalidad entre la sustancia y el valor también debería ser rechazado como sustancia el deseo.

Entonces solo quedan dos opciones:

a)  La mera acción social del intercambio, el acto de intercambiar y comerciar, es la creadora del valor; este acto como sustancia generadora del valor.

b) No existe tal sustancia del valor, al estilo aristotélico, solo el comercio o el intercambio y el correspondiente valor de cambio como valor. El valor de mercado.


BIBLIOGRAFÍA:

1- Adam Smith, "La Riqueza de las Naciones" 

2- Karl Marx, "El Capital".

3- Michael Heinrich, "Crítica de la economía política"






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